La Virgen y las Fallas

¡La Virgen qué pedo cogí! Me invitó mi tía a fallas. Valencia estaba a reventar con ese sol radiante y protector. Por la mañana una marea de gente te lleva a la mascletà, y por la noche de monumento en monumento. No tienes pérdida. Solo puedes perderte en un Casal. Con la amabilidad del fallero y la cazalla de Ríos tienes bastante. No sé cuántos chupitos y salchichas comí. Solo recuerdo pasar por un escaparate y ver un rostro pálido, con un pañuelo en la cabeza, y una banda puesta acariciando el corazón. Ponía: Melonero, Frankfurt te espera. Volveré.