LA DESPERTA

Esa noche no había podido dormir, por fin mañana se repetía como todos los años la Desperta.
No recordaba haberse perdido ninguna, el olor a pólvora que despedían los cohetes le llenaba los pulmones como si de un gas maravilloso se tratase. Llevaba en sus genes el ser Fallero.
No llego a sonar el despertador y antes de que su padre viniese a su habitación ya se había levantado y preparado, esperan dolo sentado en el comedor con su blusa, su pañuelo y la bolsa para guardar los petardos.
Vivan las fallas gritó.