Listas Levante-EMV » VI Edición - 2017

En el borde

El anciano se acercó hasta el borde de la cama. Vio los ojos abiertos de su esposa y entendió inmediatamente. Se sentía preocupado. Aquella inesperada sensación le provocaba inevitables deseos de vomitar.

Se sentó a su lado, tomó delicadamente su blanca mano y besó sus dedos largos, delgados, uno a uno. Luego, tembloroso y arrepentido, susurró en su oído de manera casi imperceptible: «ojalá puedas perdonarme… Querida… Te juro que no sabía lo que hacía al comerme tu desayuno».

Ella no reparó en la falla, solamente sonrió, y se volvió a quedar dormida.