Listas Levante-EMV » V Edición - 2016

Ofrenda

Como cada año ahí estaba él, esperándome. Yo llegaba cansada de la ofrenda; los pies destrozados, la cabeza dolorida por los moños y las peinetas, helada de frío… derrotada. Me besaba en la mejilla y comenzaba entonces el ritual. Poco a poco me iba quitando el vestido, el corpiño, los zapatos… quedaba así entera a su disposición, solo con mis peinetas y mis enaguas. Le gustaba tumbarme en la cama y poseerme así. Era su ofrenda hacia mí, decía. Desde entonces, el olor a pólvora y pensar que se acerca ese día hacen que mi piel se vuelva a erizar.